Para empezar, en chino no existen conjugaciones verbales, ni se hace distinción entre el singular y el plural en los verbos, ni en los sustantivos ni en los adjetivos. Además, tampoco hay diferencia de género en los sustantivos o los adjetivos. Vamos, que todo lo que te hace tener dolores de cabeza cuando aprendes un nuevo idioma, al aprender chino ni te enteras.
Para que lo entiendas, en chino se acabaron los pluscuamperfectos, los pretéritos anteriores y los subjuntivos. Eso quiere decir que cuando aprendes un verbo, solo te tienes que aprender una palabra para todos los tiempos verbales (presente, pasado, futuro…), y para todas las personas (yo, tú, ella, nosotros…). Entonces, una frase como “Ella tiene un gato”, en chino sería “Ella tener gato”. O “Ella había tenido un gato” sería “Antes ella tener gato”. ¿Fácil, eh? Pues cuando empieces a aprender chino verás que, como las estructuras son sencillas, en cuanto sepas unas cuantas palabras enseguida podrás formar muchas frases y decir muchas cosas. Porque no tendrás que estar pensando en cómo se conjuga cada palabra, cómo hacerla coincidir en género y número con el sujeto… ¿Qué descanso, no?
Empieza a parecer que ser un forofo idiomero no es tan chungo como parecía, ¿verdad?